9.4.13

Violento amanecer


Lloré de frío
en la azulada humedad
de mi casita miraflorina
de muchas paredes y pocos cuadros

A la espera

Que por la oscuridad de mi tapeada chimenea
se asome un dragón de escamas mandarina
que evapore mis lágrimas con sus lenguas
tapice de blanco hollín mis rincones
y apeste las cordialidades del desayuno
con su aliento de carbón

Hasta que finalmente
su cabeza de cuernos retorcidos
cubiertos de sangre coagulada
descanse inconsistente
sobre el cortés triángulo de alfombra
que te recibe en mi antesala.

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