Cada día me levanto, respiro
tomo mi cayado y me sumerjo en el fango
para arrear mis hipopótamos
silenciosos y grises
Con cariño empujo sus carnes
hacia el arroyo de aguas más limpias
donde puedan flotar y que me floten
descansados y redondos
Pero son tercas estas bestias
pelean, se sacuden
mordisquean con sus molares mis pantorrillas
torpes y nobles
Se que un día me fallarán las fuerzas
roto mi cayado habré muerto
debajo de sus patas que no notarán mis miembros
divididos y aplastados.
... chateando con jean pierre vaudenay salió esto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
unas palabras por favor